Lo primero que debemos decir a manera de introducción, es que quienes firmaron el contrato con la farmacéutica Astra Zeneca, deberían estar en la cárcel, y se lo vamos a explicar:

Cuando se hace un contrato de alquiler (por ejemplo), se indica cual es el bien inmueble que se alquila, sus caracteristicas, el estado en que se encuentra, etc., de igual forma, en los contratos de compra venta de un bien, un carro o una motocicleta, se describe el bien a traspasar indicando todas las caracteristicas como color, año, cilindraje, número de chasis y número de motor, placa, pasajeros etc., porque en teoría, un contrato es un documento que protege a ambas partes, y ese es el espiritu de un contrato.

El contrato que Daniel Salas Peraza ministro de Salud, Marcelo Prieto ministro de la Presidencia y Alexander Solís como presidente de la comisión nacional de emergencias firman con la farmaceutica Astra Zeneca para la compra de un millón de dosis, carece de todo eso.

Un contrato de 46 páginas, en dos idiomas pero que en ninguna parte se describe el bien que Costa Rica adquiere, no se mencionan sus componentes y lo único que dice es que se compra «una potencial vacuna», es decir que cuando se compra ni siquiera era un producto real, sino una expectativa de producto. (Página 1)

Se estipula un precio de $4 por dosis, pero además se acepta que el fabricante puede variar ese precio hasta $6 por dosis, sin que se pueda hacer reclamo alguno por ello. Menciona que el producto es para mayores de 18 años, que deben suministrarse 2 dosis por persona con 28 días de separación entre ambas. (Páginas 15 y 13)

La forma de pago que se establece es un 20% con la firma del contrato, un 40% cuando se autorice su uso como emergencia, y el restante 40% cuando se hace la primer entrega.

El contrato blinda al fabricante y dice que el gobierno debe proteger de cualquier demanda o reclamo a Astra sobre daños a terceros…, pero lo que más nos sorprende es que «el comprador» RENUNCIA a cualquier reclamación si el producto resulta inseguro o ineficaz, es decir que el fabricante nos podía entregar frasquitos de agua chacha que no protegerá contra ninguna enfermedad y podría causar una infección a quienes la reciban, y el comprador no puede reclamar porque se renuncia a cualquier reclamo. (páginas 30 y 32)

En alguna parte menciona sobre «regalías» pagadas o por pagar a terceros (comisiones) y además el comprador acepta que el fabricante pueda subcontratar a terceros para dicha fabricación. (página 5)

Es sin duda el contrato más irresponsable que un ser humano pueda firmar, y las nuevas autoridades de gobierno y el ministerio de salud, deberían llevar ésto al ministerio público para que les caiga todo el peso de la ley a esos irresponsables.

Desearíamos poder tener acceso también al de Pfizer que debe ser mucho peor que éste.

LES ADJUNTAMOS EL DOCUMENTO.