Quien escribe ha sido bloqueado de nuevo en la red social “cara de libro” y por eso recurro a éste medio para poder compartir con ustedes una opinión personal sobre algo que aconteció el día de hoy en la Asamblea Legislativa, día en que entra en receso ese Poder de la República con motivo del proceso electoral.

El día de ayer fue triste para nuestro país. Fue triste porque ocurrió un bochornoso acto en el Hospital de Heredia, pero lo verdaderamente bochornoso no lo digo por la indignación que se apoderó de los manifestantes que los hizo ingresar a la fuerza al hospital, lo digo más bien porque la Doctora Priscilla Balmaceda y su prepotencia y falta de humanidad, fue lo que ocasionó el desenlace que ya vimos, donde la policía provocadora, terminó arrestando primero a 6 personas, adultos mayores entre ellos, y ya en la madrugada arrestan a una sétima persona.

Pero lo que verdaderamente resulta más indignante es darse cuenta como el periodismo de éste país hacen un gran daño a la institucionalidad, a la democracia y a la paz social, pues es amarillista, parcializada y muy poco objetiva.

Los medios informaron sólo la mitad de la historia, la mitad que hace verse a los manifestantes como delincuentes o como revolucionarios, casi terroristas, pero nunca se refirieron a la violencia aplicada por la fuerza pública contra personas que estaban en paz esperando poder hablar con la Dra. Balmaceda o con la trabajadora social, para intentar que dejaran salir a un menor de edad de tan solo 6 años que mantienen retenido ilegal y caprichosamente.

Esos medios de comunicación pintaron un panorama a la opinión pública muy diferente a los hechos acontecidos…, por suerte y en honor a la verdad, hay muchísimos videos ciudadanos que pueden testimoniar lo que verdaderamente ocurrió.

Esa falta de profesionalismo de quienes escribieron esas notas periodísticas, con una evidente mala intención, provocaron hoy en el plenario legislativo que la diputada Shirley Díaz fuera víctima de ataques por parte de otras legisladoras, al extremo de que tuvieron la osadía de pedirle que renunciara, tan solo por haber acudido temprano a solidarizarse con los padres del menor.

La acusaron de ser “agitadora”, de ser ella la cabecilla del grupo que se manifestaba o de ser ella la que incitó los actos de violencia que se dieron.  NADA MÁS ALEJADO DE LA REALIDAD Y DE LA VERDAD.

Pero ¿Por qué fue atacada tan injustamente? La respuesta es muy sencilla, porque leyeron a esos medios de comunicación sin que ni siquiera hubieran estado ahí, o por lo menos buscar la contraparte para que la información tenga ese balance.  Por eso, sin ningún temor digo que esos medios le hacen un daño gigantesco a la institucionalidad, a la democracia y a la paz social.

Por esa misma razón, es que otros políticos emitieron criterios parcializados y sin ningún fundamento, primero porque no estuvieron ahí, y segundo porque su fuente para emitir esos criterios fue únicamente lo publicado por esos medios, que como ya lo dije, solo escribieron una parte de la historia.

Es un peligro en lo que se han convertido.  No son las señoras de 68 y 64 años arrestadas las peligrosas, tampoco la doctora Jimena Campos que fue lanzada al suelo de la forma más brutal, es la peligrosa…, ni siquiera Marco Albertazzi el peligroso con todo y su ira y emotividad cuando hizo un video…, no señores, ninguno de ellos hacen o han hecho nada que ponga en peligro nuestro país, la paz social o la democracia. Son personas con sentimientos, son personas solidarias con el dolor ajeno y con la injusticia.  Aquí los únicos que si SON PELIGROSOS son los medios de comunicación, al menos los formales y reconocidos como tales, porque no puedo dejar de reconocerle a CRPrensa, a ADiario, a TyR RN, a la Tribuna y a otros independientes, porque hoy por hoy, son los que verdaderamente informan sin desinformar.

Hay regímenes donde la prensa sufre censura o represión, en Costa Rica hacen y deshacen sin ninguna ética profesional y se les ha permito que lo hagan porque no existe ninguna sanción, ni siquiera del Colegio Profesional que los agremia, que parece estar únicamente de adorno y para cobrarles su cuota para poder figurar en sus listas de agremiados, pero que no ejerce ningún control sobre la labor tan mala y mal intencionada, que hacen esos mal llamados periodistas.

Artículo de Opinión, escrito por Johnny Schmidt, analista.