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Para una mejor comprensión de lo que hemos estado viendo sobre el parque Viva, la supuesta rencilla entre el presidente Chaves y el periódico La Nación, pero sobre todo los ataques en campaña de ese diario contra el entonces candidato Rodrigo Chaves (infructuosos por cierto), hay que retroceder hasta la época de la independencia. 

Acostumbrados a decidir de frente a veces, pero en las sombras otras, la dinastía Jiménez está herida, enfurecida y en completa decadencia, donde las nuevas generaciones no supieron mantener la hegemonia ni lograron preveer el cambio del papel a lo digital.

Para 1821 La familia Jiménez era simplemente un clan importante de la vieja ciudad de Cartago. Entrado el siglo XX y hasta el presente, ascendieron hasta convertirse en una élite de poder de primer orden; por mucho, una de las más ricas y políticamente influyentes en todo el istmo centroamericano.

El patrimonio más importante de esa familia es la Florida Ice and Farm Company, FIFCO —conocida como la Cervecería Costa Rica—, el Grupo Nación que fuera el más leído e importante –hoy en decadencia-, el parque Viva, la Hacienda Juan Viñas que produce azúcar y café de exportación, así como panaderías, supermercados, franquicias de comidas rápidas, actividades turísticas, combustibles con estaciones de servicio, Importación y distribución de licores y abarrotes, entre muchos otros negocios.

En el aspecto político, en el siglo XIX y la primera mitad del siglo XX, la familia contó con dos figuras que alcanzaron la silla presidencial, Jesús Jiménez Zamora y Ricardo Jiménez Oreamuno, y muchos otros miembros han ejercido como ministros, viceministros, diputados, asesores presidenciales y en las últimas tres décadas, han aportado grandes sumas de dinero a distintas campañas electorales; inclusive, en sus mansiones se toman decisiones trascendentales en cuanto a la conformación de papeletas y el impulso de políticas públicas, como lo fue el Tratado de Libre Comercio entre los Estados Unidos, Centroamérica y República Dominicana, ratificado en 2007.

A despuntar el siglo XIX los principales valores que se usufructuaban era el honor, el prestigio ancestral, la moral cristiana, así como la imagen patriarcal forjada por los siglos de la Colonia, a ésta se le sumaría, tras la Independencia, el servicio a la patria, su rol como funcionarios públicos, especialmente en el campo del Derecho. Ya entrado el siglo XX y con una mayor base de poder simbólico acumulado, el rol de líderes honrados, sumado a sus calidades de pioneros y filántropos, acentuaron su poder entre sus pares de la élite. En tiempos actuales, este acervo de simbolismos y mitos, les han permitido perpetuar su dominio y colocarlos en un sitial privilegiado, como la facción hegemónica dentro de la clase alta costarricense, una élite privilegiada que evidentemente se ha beneficiado de la política, que ellos mismos han controlado.

A iniciar el siglo XIX y en vísperas de la Independencia, la familia Jiménez se encontraba en una posición de relativa comodidad. Primero, su apellido poseía un importante valor dentro de los imaginarios de la época, puesto que se remontaba a los primeros conquistadores y encomenderos que arribaron al Valle Central en el último tercio del siglo XVI. Segundo, su riqueza, si bien no era desbordante, incluía algunas casas en el centro de la ciudad y, sobre todo, fincas en los alrededores de Cartago. La otra fuente de ingresos, derivaba de los puestos políticos que comúnmente desempeñaban los miembros del clan; por ejemplo, Ramón Jiménez y Robredo (1779-1851) fue el penúltimo gobernador interino de Cartago y también había sido alcalde de la localidad. Pero más que destacar su riqueza material, el objetivo es señalar los recursos inmateriales o simbólicos que lograron reunir.

Una práctica característica del clan de los Jiménez son los matrimonios, que se arreglan entre semejantes o de la élite. Eso les ha permitido concentrar la riqueza y evitar peligrosas divisiones del patrimonio, herencias desproporcionadas que solo benefician a un heredero y otros perjuicios.

Ramón Jiménez tuvo un legado anclado en tiempos coloniales, ya que podía reclamar una genealogía y el título de “padre de la patria”, adjetivo que le fue conferido en gran parte, gracias a la participación de Jiménez en las primeras juntas independistas que confeccionaron los tempranos códigos jurídicos que regularían el devenir de Costa Rica. Aunque, en la práctica, su papel en estas entidades fue de suplente y más adelante, en el decenio de 1830, durante los conflictos por el establecimiento definitivo de la capital, Jiménez figuró en las listas de enemigos del triunfal caudillo josefino, Braulio Carrillo Colina; pronto fue reincorporado a las filas de las familias preponderantes de Cartago, pero que engrosaron el bando perdedor.

Es evidente que Ramón fue un personaje secundario y que figuraba entre los «derrotados», por ende, su título de fundador patrio, es un poco impreciso. Aquí, es donde entran las construcciones míticas y los imaginarios; en las siguientes décadas y más importante, hasta llegar al siglo XX, los apologistas —incluyendo miembros de la misma familia, como Manuel de Jesús Jiménez— se encargaron de construir una figura exaltada, práctica también muy común hasta la fecha, y para eso utilizan sus medios de comunicación, con palabras de un corte glorioso: “estirpe, conducta intachable, etc.”

De esta forma, se esgrimían todos los elementos que debían ser preservados por sus descendientes: patriarca, estirpe, carácter, altivez, servicio público. Sobra anotar que estas caracterizaciones tenían un fuerte eco colonial o romántico y esto debe llamar poderosamente la atención, pues este párrafo fue escrito bien entrado el siglo XX, y la memoria no solo se preservó, se exageró.

¿Cómo se resguardó el legado? Sin duda las presidencias de Jesús Jiménez y su declaratoria de Benemérito de la Patria jugaron un papel central, incluso en su honor se nombró un cantón de Cartago; a la vez, la labor de juez de la Corte Suprema de Justicia del destacado Manuel Vicente Jiménez Oreamuno —nieto de Ramón—, también abonó para maximizar los relatos de Ramón Jiménez.

Otros aportes inmateriales se pueden encontrar en la segunda mitad del siglo XIX, de la mano del hijo primogénito de Ramón, José Manuel Jiménez Zamora (1813-1888). A partir de este, se estableció una de las prácticas más llamativas de la que se podría calificar como «línea principal» de los Jiménez y consiste en la denominación de Manuel, la cual no se aplica exclusivamente al primogénito, sino a gran parte de los varones. Esta costumbre se asemeja a los monarcas del Antiguo Régimen y era utilizada para construir una imagen de una dinastía continua y sempiterna; además, construía la memoria de una familia de hombres poderosos y entregados a la patria costarricense. A largo plazo y en aspectos centrales de la riqueza familiar, el citado José Manuel tuvo una participación limitada, precisamente, fue el periodo en que su linaje se encontraba a la baja y sufrió el impacto negativo del derrocamiento de su hermano, Jesús Jiménez en 1871.

A esto se sumaba que los negocios se encontraban estancados y, a pesar de su rápida incorporación al negocio cafetalero, los Jiménez eran actores marginales en el escenario de las élites en el siglo XIX. A finales de este siglo, destacaban por su apego a los viejos valores de origen colonial, es decir, se podían relacionar fácilmente con los grupos conservadores de la vieja metrópoli, puesto que se esmeraban en colaborar con el culto religioso de la ciudad. Por ejemplo, en 1887, la lujosa imagen de la Virgen de Nuestra Señora de los Siete Dolores, traída desde Italia con un manto de hilos de oro y que estaba resguardada en la iglesia de San Francisco, era un regalo de Dolores Oreamuno Carazo, esposa de José Manuel. A su vez, los Jiménez fungían como mayordomos del Convento de los Padres Capuchinos. Por su parte, la Cofradía de la Virgen de los Dolores, fundada en 1910, fue una iniciativa de algunas mujeres de la familia, incluyendo a Dolores Jiménez de Sancho e incluía a Isabel Montealegre de Jiménez y María Tinoco de Jiménez, entre otras.

Esta unión entre élites y fervor religioso alcanzaba un tono mayor en el mausoleo de la familia, encargado por José Manuel.

Aunque Jiménez Zamora fue opacado por su hermano, el expresidente Jesús, su hijo Manuel Vicente Jiménez Oreamuno (1844-1908) retomó la senda del enriquecimiento familiar. Su actuación pública se tornó arquetípica para sus descendientes, pues fue uno de los principales juristas de la época y desempeñó casi todos los cargos que el poder judicial ofrecía a finales del siglo XIX; incluso, presidió el Colegio de Abogados a inicios de la siguiente centuria.  Aunque el mundo colonial se suponía extinto, Manuel Vicente era un fiel representante de este, como el profesor Madrigal señalaba, una de las características centrales de la élite cartaginesa —ya en este momento, seriamente debilitada— era su monopolio o acceso preferencial al conocimiento. Manuel Vicente poseyó un manejo envidiable del derecho y, por ello, pudo demandar exitosamente al Estado por daños a sus fincas en Curridabat y en la década de 1890, protagonizó una serie de especulaciones o compraventas con tierras en la futura Turrialba, que le permitieron a su familia contar con una base para la posterior acumulación de capitales.

Una vez más, no fueron sus cualidades de abogado ni su acceso a la educación lo que fue destacado en sus panegíricos, sino las típicas alabanzas que su abuelo también recibió, por eso Manuel fue calificado como un «…varón austero, justo y sabio, que luce en las páginas de la Historia con un laurel inobjetable y duradero».

Ahora, las palabras claves correspondían a sabio, justo, religión y moral; más llamativo, era considerado como parte de las mejores estirpes de la otrora capital de Costa Rica. Hiperbolizar a los miembros del clan, elevarlos a un estatus de hombres supremos, es una obligación de todos estos relatos biográficos.

Por otra parte, Manuel Vicente tuvo un aporte significativo al caudal de riquezas que heredó y estriba en su cultura política propiamente dicha. Sentó un fuerte precedente, pues en 1870, como miembro del Congreso, aceptó cederle poderes casi dictatoriales a su tío Jesús; pocos meses más tarde se encontraba en la lista de «hombres de confianza» del general Tomás Guardia Gutiérrez. Por supuesto, esto era una especie de simbiosis, pues Guardia ganaba un valioso aliado, que podría acelerar el proceso de reconciliación. De todas formas, esto se convirtió en tendencia. Veinte años después, en la administración dictatorial de José Joaquín Rodríguez (1890-1894) y entre cuyos principales opositores figuraba el primo de Manuel Vicente, Manuel de Jesús Jiménez Oreamuno —hermano mayor de Ricardo—, Vicente se puso del lado del déspota, ya que figuró como un fiel secretario de relaciones exteriores.

La sangre no garantiza la concordia, especialmente cuando se trata de grupos con cuantiosas riquezas.

Más adelante, en la primera mitad del siglo XX, Ricardo Jiménez Oreamuno se convirtió no solo en un exitoso político, sino en uno populista y excéntrico, que bien pudo despertar el enojo de su parentela y recibir una variante de exilio: fue marginado de los medios de producción más valiosos y tuvo que conformarse con fincas supuestamente «precarias» en el cantón de Tucurrique. Otra interpretación podría señalar que Jesús Jiménez y sus hijos recibieron las responsabilidades políticas de la familia, el mismo Jesús trató de que la línea férrea hacia el Caribe favoreciera las tierras turrialbeñas de su hermano y sobrinos; mientras que Ricardo, en el decenio de 1930, apoyó, desde la Presidencia de la República, la creación de la Oficina de Defensa del Café, que lideraba su primo, Manuel Francisco Jiménez Ortiz.

Además de señalarse esta peculiar designación de roles, resuena con fuerza que la familia pareciera tener un «designio supremo». Para aclarar, los Jiménez como una estirpe de varios siglos y un amplio poder político-económico, podrían operar con proyectos de largo alcance en el tiempo, en donde cada miembro [varón] funge un rol asignado —e irrenunciable— en la preservación de sus privilegios.

Aunque Manuel de Jesús y Ricardo contaban con una limitada fortuna, en el fondo, podían comprender que le servían a un «propósito mayor», como lo era el sostenimiento de su apellido como una élite que debía tornarse hegemónica; proyecto al que aportaron una gran riqueza simbólica y que permitió encumbrar a Lico Jiménez y sus hijos.

La historia en torno a la década de los años 40 se ha centrado en exceso en las figuras de Figueres Ferrer y Calderón Guardia, mientras que se relegaron a otros como Ulate, Cortés y, especialmente a Jiménez Ortiz.

Manuel Francisco «Lico» Jiménez Ortiz (1882-1952) se destacó, al igual que su padre, como un abogado, ahora josefino, puesto que se trasladó al centro de la capital. Desde su mansión Art Nouveau, (mansión Jiménez de la Guardia) fue partícipe de algunas de las decisiones más trascendentales de la época.

Similar a sus antecesores, las alabanzas acompañaron su carrera: «[…] su talento preclaro, su actividad sin desmayos, su espíritu investigador y al día, el generoso desinterés que lo distingue». Estas sencillas palabras bien podían ser consideradas como el gesto amable de un genuino amigo; en cambio, los textos escritos tras su fallecimiento rayaron en la santificación:

El Lic. Manuel Francisco Jiménez Ortiz es uno de los arquitectos más eximios del despliegue nacional de los últimos tiempos. El ideal máximo en su vivir, lo hubo constituido el mejoramiento integral del país… De sus progenitores recibió la herencia de la honestidad que fuera patrimonio común en los hogares de abolengo de la antigua metrópoli. …era considerado el idóneo para unir a la familia costarricense en tiempos aciagos… defensor de la democracia y la libertad

Honestidad, abolengo, estadista… estas eran las palabras que describían al que fuera el líder de la familia, el cual la llevó a su sitio como élite de poder. Al igual que había ocurrido con su padre Manuel Vicente, Lico era ávido para aliarse con las fuerzas dominantes, por eso, en 1917 figuraba como uno de los hombres de confianza del dictador Federico Tinoco Granados, a tal grado que se desempeñó como secretario de Hacienda y revirtió los intentos de Alfredo González Flores por establecer impuestos de la renta que afectaran a la clase dominante.

Su amistad iba más allá, en 1919, Jiménez era dueño del diario La Información, vocero oficial de la dictadura, aunque en junio de ese año, una muchedumbre enardecida por los excesos del régimen, le prendió fuego. Pocas semanas después, el gobierno lo indemnizó; otro dato llamativo es que entre los descontentos ciudadanos se encontraba Carlos María Jiménez, hermano mayor de Lico; nuevamente, relucían las diferencias al interior de la familia.

En la década de los 30, Lico fungió como líder de los grandes cafetaleros y fundador de la Oficina de Defensa del Café —hoy ICAFE—y, en la década de 1940, fue uno de los grandes opositores al calderonismo y sus reformas…, era la gran oligarquía cafetalera.

Más tarde combatió con fuerza a Rodrigo Facio Brenes y su intento de establecer una nueva constitución en 1949; a la postre, Lico ganó la partida y la vieja Carta Magna de 1871 se mantuvo con algunos cambios. Cabe recordar que, entre los redactores de ésta, (la de 1871) se encontraba su padre, por lo que era un deber familiar defender la vieja ley.

Manuel Francisco “Lico” fue un ávido colaborador en el reforzamiento de los imaginarios de su clan. Siempre se ensalzaban con valores de “hombre sabio y probo”, destacaba en otros campos, característicos de la élite. Su mansión Art Nouveau,  y la práctica institucionalizada de matrimonio con pares socioeconómicos, lo llevan a casarse en 1903 con Isabel de la Guardia, cuyo padre había colaborado con negocios de los Jiménez y que representaba a la élite panameña.

Hasta el presente, esta constituye una piedra medular de su poderío: suelen casarse con damas de la clase alta local o foránea, preferiblemente, hijas de sus principales socios; nuevamente, se evitan particiones y, más bien, se abre la posibilidad de absorber los patrimonios de otras élites.

En el campo de la socialización, Lico fue ávido participante del más importante club josefino, en 1925 junto con Óscar Rohrmoser Carranza —miembro de uno de los clanes cafetaleros más importantes del periodo— y otros empresarios o profesionales de primera línea, fundaron el Club Unión, situado al frente de la Oficina de Correos y Telégrafos. El selecto club seguía las pautas de sofisticación y modas inglesas, el patio principal ofrecía un cuarteto de bellísimas estatuas de mármol, cortesía de Jiménez Ortiz.

Pocos años después, se afirmaría que en estos salones suntuarios se escogía a los presidentes de la República, leyenda que perduró a lo largo del siglo XX.

A su muerte, su amigo y compañero diputado, Fabio Baudrit, le dedicó palabras que elevaron a Manuel Francisco al Olimpo:

Si hemos de creer en el carácter como determinante de la orientación humana, el señor Jiménez Ortiz acarició un ideal enorme de trascendencia, el mismo que anida la grandeza de señalados próceres americanos y empuja la actual conjunción mundial de fraternidad y de defensa.

Inclusive, Lico fue considerado como uno de los candidatos más idóneos para zanjar las diferencias entre Rafael Ángel Calderón Guardia y el periodista Otilio Ulate Blanco y evitar la guerra civil en 1948; pero la propuesta no fructificó. Tras su fallecimiento y las apologías ya mencionadas, la figura de Lico se desvaneció: ¿fue un infortunio de la historia contemporánea que rechazaba a los «grandes personajes»? ¿Un trágico ensañamiento del destino con un hombre tan relevante? Ninguna de las dos opciones, a partir de su deceso, la familia podría haber auspiciado un conveniente olvido, maximizando las figuras de Jesús y Ricardo Jiménez, mientras que ocultaba a su líder más destacado. ¿Por qué? Es muy simple, en el imaginario que las élites han construido desde el siglo XIX y con ciertas modificaciones en el XX, Costa Rica es el crisol de la democracia representativa: desmanteló el ejército, amplió el voto hasta establecerlo universal, directo y secreto; goza de una impecable institucionalidad y después de 1950, creció la clase media, y disminuyeron las desigualdades económicas; este discurso ha llegado al extremo de señalar que 1948 fue la fecha del deceso de la denominada «oligarquía cafetalera», de la que Lico era parte central.

Aunque ocultar a Lico es una afrenta al orgullo de la familia, es un mal necesario para preservar su patrimonio. Su invisibilización permite reforzar el mito de una Costa Rica igualitaria donde las élites son pequeñas, bonachonas —como Ricardo Jiménez, José Figueres Ferrer o Abel Pacheco— y la concentración de fortunas es un mero disparate. Esto, por supuesto, facilita el control social, mantiene un juego electoral más superficial y evade cuestionamientos profundos en temas fiscales y de la redistribución de la riqueza. En conclusión, Manuel Francisco desapareció, para que la familia se mantuviera más fuerte y segura en su posición hegemónica.

El Poder detrás de los tronos.

Tras el fallecimiento de Lico Jiménez, su hijo, Manuel Jiménez de la Guardia (1908-1994), ascendió al poder o, más bien, al liderazgo de la familia, siguiendo los preceptos de sus ancestros. Primero, lo más evidente, se reiteraba el nombre de Manuel; segundo, al igual que sus dos predecesores, también estudió derecho, aunque ejerció más en beneficio de sus empresas; tercero, contrajo matrimonio con Flora Borbón Castro, hermana de los socios de su padre. Sin embargo, su vida pública fue más reservada y, aunque se le calificó como uno de los hombres más influyentes de Costa Rica: «Estadista y empresario costarricense, de reconocida e intachable rectitud, de notable influencia en el desarrollo económico del país durante los últimos años», fue considerado como un hombre tímido y de bajo perfil mediático.

Si fue tímido o con una capacidad de oratoria limitada, es en verdad irrelevante.  La situación de su clan había cambiado, debido, sobre todo, a las nuevas industrias que lideraban. Entre 1942 y 1949, Lico Jiménez había obtenido el control de FIFCO, el diario La Nación y la Hacienda Juan Viñas y contó, en la mayoría de casos, con el apoyo de las familias Steinvorth, Mendiola, Borbón, entre otras.

Jiménez de la Guardia tuvo la responsabilidad de liderarlas y, en los años sesenta, este imperio económico se expandió mucho más, solo la cervecería se modernizó con tecnología de punta hasta convertirse en una de las más avanzadas del istmo centroamericano, mientras la cantidad de subsidiarias —que le permitieron convertirse en un monopolio— crecía día con día.

Simplemente, Jiménez no podía fungir como político y empresario a la vez, era una labor no solo titánica, sino riesgosa, se exponía al escrutinio público y podía perjudicar sus preciadas inversiones. En consecuencia, paulatinamente la familia desarrolló nuevos mecanismos para incidir en la política a través de candidatos testaferros, protegidos o, si se quiere, ungidos. No obstante, esto no implicó resultados inmediatos ni positivos; en muchas ocasiones, la frustración fue la recompensa de Jiménez.

Durante el último gobierno de Figueres Ferrer de 1970 a 1974, Jiménez de la Guardia pudo celebrar que su hijo mayor, Manuel Jiménez Borbón y su medio-hermano, Guillermo Jiménez Ramírez —actor social de un aparente bajo perfil—, se convirtieran en diputados que representaron al Partido Unificación Nacional. Fue una satisfacción efímera. A pesar de que el joven Manuel se esmeró en cuestionar al Estado interventor y los gastos en las instituciones autónomas, sus habilidades como político eran, por lo menos, mediocres. Figuras rivales, como Ángel Edmundo Solano Calderón —exministro de Seguridad y exdirector de RECOPE—, se referían a Manuel en los términos de que «su único valor es ser hijo de papá», los amigos más cercanos lo trataron de defender, pero era un secreto a voces: el patriarca era de la Guardia y tanto él, como sus hijos, carecían de las brillantes aptitudes y retórica de Lico Jiménez.

De nuevo, la alternativa viable parecía encontrarse en obtener un delegado y la figura idónea parecía ser el influyente médico, Fernando Trejos Escalante, primo hermano del expresidente José Joaquín Trejos y uno de los máximos líderes de la Asociación Nacional de Fomento Económico (ANFE), el centro ideológico que impulsó lo que se llegaría a conocer como el neoliberalismo costarricense.

En enero de 1973, Trejos Escalante fue ratificado como candidato presidencial, tras una reñida convención nacional, acompañado por Jorge Borbón Castro —cuñado de Jiménez de la Guardia— y Longino Soto Pacheco como vicepresidentes. Fernando garantizó que se habían abandonado los vicios de «conciliábulos o mediante acuerdo de los dirigentes o mediante convenciones en que solo participaran los que pertenecen a la maquinaria de un partido.  Se contaba con el apoyo de viejos y futuros líderes políticos como Francisco Calderón Guardia y de los jóvenes Miguel Ángel Rodríguez Echeverría y Rolando Laclé Castro; otras figuras en cambio, perseguían sus propias agendas, como Guillermo Malavassi Vargas, Óscar Barahona Streber y Rodrigo Carazo Odio (antes liberacionista).  A pesar de las divisiones, se unificaron bajo el nombre de Alianza Nacional Cristiana o Gran Coalición.

Para calmar los ánimos y asegurar alianzas, Manuel Jiménez de la Guardia, junto con el exvicepresidente de la República, Alberto Oreamuno Flores, los políticos Fernando Lara Bustamente y Julio Suñol Leal, formaron una Comisión de Notables que se supondría, lograría dirimir las asperezas de la derecha:

Don Manuel Jiménez de la Guardia convocó a representantes de los tres partidos y del grupo Alianza de don José Joaquín a una reunión en su casa. En esa reunión tampoco hubo acuerdo ni cambio alguno debido a la negativa a aceptar que Fernando Trejos tenía una posición diferente, porque era el único verdadero candidato, electo en una convención y porque era quien mayor apoyo popular tenía, según todos los cálculos hasta entonces.

El grupo era demasiado heterogéneo, Rodrigo Carazo Odio era un socialdemócrata convencido, separado del PLN por rencillas con Figueres; mientras que Rodríguez, Malavassi y otros eran afines al neoliberalismo y, por último, el mismo Trejos Fernández le retiró el apoyo a su primo, lo que favoreció su caída ante Daniel Oduber.

Era una derrota pasajera para Jiménez de la Guardia, pero este no se rindió. En 1975, se había convertido en el presidente ejecutivo del Partido Unión Popular y que luego, tras una fusión con otras agrupaciones de la derecha, llevaría a la Presidencia a Carazo en 1978 y un año más tarde, Jiménez aparecía como presidente de la Unidad.  Lo más curioso es que Manuel fue el gestor del proyecto de ALCOA una década atrás y su principal rival había sido Carazo. De nuevo, eran las viejas tradiciones que habían empleado sus antecesores, los Jiménez se unían al bloque dominante o al político que pareciera más conveniente a sus intereses.

Cuando se realiza el balance, el proyecto de influir políticamente de Jiménez de la Guardia resultó bastante decepcionante: su hijo mayor contó con escasa potencia —aunque, con mayores éxitos a cargo del diario La Nación—, no logró coronar a Fernando Trejos, a pesar de las reuniones en su propia mansión y aunque obtuvo una victoria con Carazo, el gobierno de Rodrigo Carazo fue ambivalente y reacio a seguir los consejos y órdenes de las élites conservadoras. A pesar de este fracaso, la familia acogió la iniciativa y, años después, se intensificó la práctica de recurrir a testaferros.

A mediados del siglo XX es cuando se ha logrado recopilar una mayor imagen de la cultura y prácticas contemporáneas de la familia Jiménez. Manuel Jiménez Borbón, el primogénito de Jiménez de la Guardia, nació en 1935 y falleció en 1990. Estudió derecho en la Universidad de Costa Rica y periodismo en la Universidad Autónoma de Centro América (UACA).  Como ya fue mencionado, fungió como diputado en el periodo 1970-1974, pero su actuar pasó casi inadvertido, mejor suerte tuvo como directivo de La Nación, puesto en que fue sucedido por su hijo, Manuel Jiménez Echeverría. Si bien, ambos han tenido una participación sustancial en las empresas familiares, se repite la tendencia señalada para Jesús y Ricardo Jiménez décadas atrás: parecieran encontrarse supeditados a la «línea principal», en especial Echeverría, que sigue los designios trazados por su tío, Rodolfo Jiménez Borbón.

Rodolfo, nacido en 1938, es una muestra de los cambios y permanencias de los valores más apreciados por la familia. Entre las continuidades que refleja, se casó con Olga Solera Fernández en 1959, hija de Jaime Solera Bennett (1917-1995), socio de su padre en el Grupo Nación.  Igualmente, sus hijos recibieron el nombre tradicional: Jaime Manuel y Rodolfo Manuel. Mientras que la hermana del líder familiar, Flora, contrajo matrimonio con el empresario Guillermo González Truque —un socio contemporáneo— y los hijos de estos, Carlos y Armando González Jiménez, parecen seguir las directrices de su tío; Carlos en particular, fue viceministro de Hacienda de Abel Pacheco de la Espriella (2002-2006), cargo que fue facilitado por la alianza Pacheco/Jiménez que más adelante se retomará.

Entre los elementos novedosos que se pueden citar, Rodolfo y sus hijos poseen una formación en administración de empresas y sendos lazos con el Instituto Centroamericano de Administración de Empresas (INCAE); mientras que se abandonó la profesión tradicional del derecho.

En cuanto a otras prácticas que se mantenían sin mayores modificaciones, se pueden citar las bodas. Dada su cercanía con el credo católico, el grueso de miembros de la familia debe profesar este credo y las ceremonias matrimoniales son acordes; en la década de 1950 estas eran celebradas en la iglesia de Santa Teresita, en barrio Aranjuez y, en muchas ocasiones, eran oficiadas por clérigos emparentados con los Jiménez. Asimismo, las notas sociales, incluyendo la fotografía de la joven novia, aparecían en el diario La Nación, junto con múltiples detalles de su vida privada, se sumaban, por supuesto, sendas apologías. Las listas de invitados rebosaban de miembros de las familias de élite, con apellidos como Dent, Guardia, Montealegre, Tattembach, Iglesias, entre otros y la subsecuente fiesta, tenía lugar en el Gran Hotel Costa Rica, inmueble que en aquellos años también era propiedad del clan.

Con todo orgullo, en diciembre de 1959 se anunció la boda de Rodolfo Jiménez y Olga Solera, la nota del periódico no escatimó en elogios:

[…] constituyendo su boda uno de los más brillantes sucesos sociales, por los relevantes méritos de ambos contrayentes, fundándose así un hogar que será gala y prestigio de la sociedad costarricense. […] El novio es un caballero a carta cabal, culto y talentoso, de noble corazón y clara inteligencia, atributos heredados de los suyos y de los que ha sabido hacerse digno.

De nuevo, se aprovechaba la oportunidad para magnificar al novio, con epítetos como culto, inteligente, linaje… En los años siguientes, el mismo medio de comunicación, se encargó de dar detalles acerca de la vida social de la pareja, denotaba su excelencia en el golf (deporte de las élites) y más adelante, su apoyo a las artes. Por ejemplo, en el año 2000 auspiciaron al escultor costarricense, Jorge Jiménez Deredia, para que colocara una de sus obras en la Basílica de San Pedro.

Otro aspecto en que la familia ha participado activamente es en organizaciones o iniciativas de caridad. Esta es una práctica común en las élites y en el caso de los Jiménez es de larga data, pero lo más importante, es que es uno de los pocos espacios públicos donde se destacan las mujeres del clan.

En 1944, la Junta de Caridad de San José presumía del apoyo de los Keith, Cervantes, Escalante, Montealegre, Rohrmoser, Trejos y Jiménez.   Ivonne Clays (ex primera dama)  y María Eugenia Jiménez de la Guardia (hermana de Manuel)  eran las principales impulsoras de un asilo para ciegos.

Para 1958, nuevamente otra gran dama era reconocida como ejemplo de buenas obras, en este caso, para apoyar la construcción de viviendas destinadas a los sectores más desfavorecidos, la receptora de admiración era Isabel de la Guardia, viuda de Lico:

De ella, de su recordado esposo don Lico, y de sus estimables hijos, algunas gentes sabíamos, en ese aspecto de la vida de los seres humanos, muchas anécdotas, exactos, por cierto, que nos los describían como virtuosos de la generosidad. Silenciosamente, para no lesionar nunca su habitual modestia, hacían y practicaban el bien de la manera que lo entendieran. Jamás les importó medir o pesar la opinión de los demás respecto de los actos privados de su magnífica existencia.

Modesta, virtuosa, ¡magnífica!, la diferencia es que estos halagos eran conferidos a una señora de los Jiménez. Ahora, en párrafos precedentes se anotaba que las mujeres de esta élite contaban con pocos espacios fuera de la vida privada. Inclusive, se podría argumentar que el grueso de matrimonios pareciese convenido por sus padres, práctica rastreable hasta el siglo XIX —¿o desde la Colonia?—.

Cuando se habla de Jiménez, se debe tener claro que detrás se hallan muchas otras piezas de la élite, como los Coronado, Oreamuno, de la Guardia, Montealegre, Solera, entre otros.  Aunque en forma más discreta, la participación femenina ha sido vital, En años más recientes, Ileana Jiménez Montealegre, prima de Rodolfo, ha tenido una participación como concejal suplente de la Municipalidad de Curridabat, cargo que obtuvo a través del Partido Curridabat Siglo XXI, del cual su parentela ha sido gran donante. Al igual que sus congéneres varones, las mujeres les sirven a los intereses de la familia, son fundamentales en los mecanismos utilizados para sellar alianzas y concentrar la riqueza.

Lea artículo de opinión del 2013:
http://www.ticovision.com/cgi-bin/index.cgi?action=printtopic&id=13019

Un último ejemplo de obra filantrópica y referida a Manuel y su hijo Rodolfo se encuentra en la comunidad de El Cacao en Alajuela, contiguo a una finca que poseían desde el decenio de 1930. Entre 1976 y 1978, los propietarios autorizaron la construcción de un tanque de almacenamiento de agua que luego fue transferido a la Municipalidad de Alajuela. En 1983, Manuel respondió afirmativamente a un llamado de la comunidad para que se construyera un Centro Cívico, complejo que incluía un salón multiusos, oficina policial y una pequeña clínica; este inmueble tardó casi veinte años en ser donado por completo, pues el proceso arrancó en 1986 y se completó hasta el 2005; este fue bautizado en honor a Jiménez de la Guardia y su apreciado gesto. Hoy, en esa propiedad en El Cacao de Alajuela, Marisia Jiménez Echeverría, hija de Manuel Jiménez Borbón, nieta de Manuel “Lico” Jiménez de la Guardia y madre de Pedro Manuel Abreu Jiménez, tiene un hotel y centro naturista llamado Asclepios.

El altruismo de la familia no debe prestarse para interpretaciones extremas. Por un lado, sus obras no denotan un compromiso social profundo, las élites pretenden encargarse de la cuestión social desde su perspectiva personal afín a dar meras limosnas y convertirse en «buenos cristianos», inclusive, con un cierto afán de reemplazar al Estado; también, suele ser problemática la definición de pobreza que de fondo se ofrece: ¿cómo se origina?, ¿qué papel juega su riqueza? Por otra parte, en muchos casos están autoconvencidos de su generosidad y se identifican como padres de la patria, que deben velar por la ciudadanía e impulsar el desarrollo nacional.

Es un tema para un intenso debate: ¿hasta qué punto los Jiménez han sido decisivos en las políticas implementadas en las últimas cuatro décadas? Sin lugar a dudas y a pesar de sus tropiezos, su influencia no se puede descartar. Fueron decisivos en la concreción de la Unidad que llevaría a la presidencia a Rodrigo Carazo Odio en 1978 y, a partir de ese momento, se han aliado estrechamente con los principales actores políticos para la promoción de sus agendas, afines al libre comercio y otras perspectivas neoconservadoras.

A finales del siglo XX, se habían consolidado como una familia modernizante, que impulsaba la transnacionalización de la Florida Ice and Farm Company (FIFCO), así como expandían sus negocios a otros rubros, tales como inmobiliarias, turismo, banca privada y se convirtieron en protagonistas estrellas de la bolsa de valores locales. Es fácil confundir la senda que Costa Rica ha seguido con el desarrollo reciente de la familia. No obstante, era una familia moderna, con sólidas bases afines al Antiguo Régimen, especialmente en lo que respecta a su proyecto de elegir presidentes. Si ya antes habían aconsejado a candidatos o les habían dado su incondicional apoyo, ahora querían ser el factor crucial en su elección y financiamiento.

Aunque los Jiménez eran reconocidos por estar más cerca del PUSC, eso con los años cambió y quizá por la afinidad empresarial con Oscar Arias en la actividad azucarera, se identificaron con el PLN, aunque la verdad es que ellos no tienen ninguna afinidad ideológica, sino que se mueven por un tema de conveniencia y oportunidad.

Durante el gobierno de Miguel Ángel Rodríguez, Rodolfo Jiménez Borbón intentó que fuera aprobada la reelección para volver a sentar a su amigo Oscar Arias en la silla presidencial y las reuniones con Rafael Ángel Calderón, José María Figueres, Rodrigo Arias y Rolando Laclé eran muy frecuentes

El plan consistía en que Arias fuera reelecto en 2002 gracias a su popularidad, la cual era destacada por encuestas publicadas en el diario La Nación, de los Jiménez:

La cualidad más importante que se le atribuye a Arias es ser el exjefe de Gobierno más inteligente. Así lo consideró la mitad —el 50,5 por ciento— de las personas entrevistadas. En segundo lugar, el 48,3 por ciento consideró que fue capaz de rodearse de un buen equipo de gobierno. Arias también acumuló una elevada puntuación en rubros como: siempre inspiró confianza —46,3 por ciento—, tiene altos valores éticos-morales —45,9 por ciento— y posee ideas propias —44,6 por ciento—.

Con Arias en el poder, proyectos, como el CAFTA, podrían ser rápidamente aprobados y episodios bochornosos para la élite, como la derrota del «Combo del ICE» en el año 2000, que buscaba privatizar parte del área de telecomunicaciones, no se repetiría. Según los relatos de Arias, Jiménez y el excandidato presidencial del PLN, José Miguel Corrales Bolaños, todos los políticos citados en la reunión que tuvo lugar en la residencia del empresario cervecero estuvieron de acuerdo en apoyar tanto la reelección, como a la figura de Arias. Pronto, comenzarían las discrepancias, el consenso no era tan grande como se creía.

Para febrero del año 2001, el proyecto se encontraba desecho, Corrales afirmaba que Calderón Fournier era uno de los que más adversaba las ambiciones de Arias, aunque dentro del mismo PLN existía las fuerzas opositoras: JM Corrales, Alvarez Desanti, los Araya Monge, y los Jiménez querían poner presidente en el 2002.

Los Jiménez recurren a la figura del médico psiquiatra, Abel Pacheco de la Espriella, quien incluso figuró entre los invasores calderonistas de 1955. Pacheco era una figura popular entre la ciudadanía, gracias a sus programas televisivos y su estilo cándido de política, muy similar al que empleara Ricardo Jiménez, más de medio siglo atrás. Sin embargo, Abel no contaba con el apoyo de las facciones y actores dominantes del Partido Unidad Social Cristiana; Calderón y Rodríguez no lo consideraban, ni de cerca, como un candidato idóneo.

A pesar de la oposición explícita del partido, Jiménez y otros miembros de la élite patrocinaron a Pacheco, creando una estructura partidaria paralela, que lo llevó —tras una segunda ronda electoral— a la victoria en 2002. Cuando acudió a la comparecencia en el Congreso, Rodolfo Jiménez mencionó como donantes a André Garnier, apellidos como Montealegre y Uribe, y empresas como Multiplaza, Vicesa, Banex y hasta una empresa panameña.

Sobra decir que los montos donados correspondieron a cientos de millones de colones, más llamativo es que ni siquiera se llevaron anotaciones precisas de cuánto se recibió o, al menos, eso es lo que aparentaban. Esa lista de nombres era algo vergonzoso, pues dejaba entrever una excesiva influencia del sector empresarial, no solo local, sino foráneo. Además, la cantidad de dinero derrochado en campañas, la creación de estructuras paralelas y la apertura de cuentas en Panamá, fuera de los controles del Tribunal Supremo de Elecciones (TSE), despertaban preocupación y dudas acerca del avance real del sistema democrático vigente. Como si estos donativos descontrolados no fueran suficiente problema, se sumaban los excéntricos mecanismos para obtenerlos, las que podríamos denominar como rifas de élite, hasta por valor de diez mil dólares la participación.

Las curiosas preferencias políticas de Jiménez. Una década antes, en la administración de Calderón Fournier (1990-1994), fungió como su principal asesor ad honorem y su padre, como se detalló, fue uno de los fundadores de la Unidad – PUSC. Ahora, se mostraba como un peculiar admirador de Arias Sánchez y cuando le increparon al respecto, respondió sin ambages:

Nunca he sido liberacionista y tampoco eso es ningún secreto. Esta es la primera vez en la vida política, no voy a decir que toda mi familia, porque algunos parientes cercanos han sido liberacionistas o fueron liberacionistas, pero en mi caso no. Esta es la primera vez que participé ayudando, porque tengo simpatía especial y creo que al país le convenía la presidencia de don Óscar Arias.

Se estaba perfilando una característica común en la familia y también en las élites: sus elecciones políticas no tienen asideros ideológicos, en realidad, siguen criterios pragmáticos; la agenda de Arias era coincidente con los Jiménez-FIFCO y era suficiente motivo para adscribirse a su candidatura. Rodolfo aprovechó para relatar que muchas personas —del bloque dominante— le donaban a los partidos mayoritarios —en aquel entonces, el PLN y PUSC—, sin realizar distinciones de peso, solo pretendían no enemistarse con nadie e ¡impulsar la democracia!

En esa comparecencia, el legislador socialcristiano, Gerardo González Esquivel, le increpó directamente sobre sí Abel Pacheco había sido «fabricado» por el empresariado local, a lo cual Rodolfo replicaba que sencillamente se trataban de amigos del entonces Presidente de la República y agregaba que ningún donativo estaba condicionado a posteriores favores políticos; todo lo habían hecho en aras de ayudar al país y a su sistema democrático.

Poco tiempo después de la cita de Jiménez con el Congreso, la Sala Constitucional aprobó la anhelada reelección, en los meses siguientes ocurrió la persecución y caída de Calderón Fournier y Rodríguez Echeverría, las figuras más desobedientes de las reuniones del año 2000 y cuyo proceso judicial contó con una desmedida participación de los medios de comunicación; con el diario La Nación y Televisora de Costa Rica – Canal 7, que atisbaron la hoguera condenatoria. Luego, Arias se alzaría con la victoria en 2006 y, a pesar de la resistencia civil, logró sellar el CAFTA en 2007. Mientras que en los siguientes 14 años, Rodolfo y su familia se convirtieron en donantes estrellas de la candidata victoriosa del PLN, Laura Chinchilla Miranda en 2010 y del partido cantonal, Curridabat Siglo XXI.

Durante la administración Chinchilla, los Jiménez y el Grupo Nación, se encargan de destruir el autódromo La Guácima, al punto de que el Ministerio de Salud le llega a suspender su Permiso Sanitario de Funcionamiento, por los problemas ambientales, de ruido y de congestionamiento que el lugar presentaba, pero no porque a ningún actor le interesara la salud pública o la tranquilidad de los vecinos, sino porque los Jiménez y el grupo Nación ya tenían el ojo puesto en esas instalaciones.  Ante la imposibilidad de operar del autódromo, el grupo Nación compra las instalaciones y lo bautiza como Parque Viva (igual a la sección Viva del periódico).

2011: MINISTERIO DE SALUD CIERRA LA GUÁCIMA PARA EVENTOS MASIVOS

https://velocidadmaxima.com/forum/showthread.php?t=301687

2013: GRUPO NACIÓN COMPRA TEMPLO MÁXIMO DE LOS MOTORES

https://www.aipsamerica.com/grupo-nacion-compra-la-guacima-maximo-templo-de-los-motores-en-costa-rica/

Todo lo anterior resulta necesario para comprender los hechos actuales. 

Ya en el 2013, el grupo Nación estaba en la mira de las autoridades Tributarias:

2013: GRUPO NACIÓN CERCA DEL BANQUILLO DE LOS ACUSADOS

https://www.diarioextra.com/Noticia/detalle/220026/grupo-naci-n-cerca-del-banquillo-de-acusados

Para las elecciones del 2014 y del 2018, todo el poderío mediático y económico de los Jiménez y sus socios, ahora en asocio con Televisora de Costa Rica, se inclinan por el PAC, que les resultaba favorable a sus intereses, donde se dan los hechos conocidos por todos, como los fondos de pensiones “prestados al grupo Nación” o la promoción que hicieran de la “necesidad de un tren” que contemplaba un tramo hasta el parque Viva.

En 2017 se anuncia que la Presidencia Ejecutiva sería asumida por Pedro Manuel Abreu Jiménez:

https://www.nacion.com/economia/negocios/grupo-nacion-anuncia-transicion-en-su-presidencia-ejecutiva/SLQDK7BU6FCMLOUJG4IGDPDLOI/story/?fbclid=IwAR32XsF2fGclOF-GgH7cJ9tUQeCnnaJRomT7hKXIkubE351uzjrKPjCjZ8o

En el 2020, se da un cambio importante en la presidencia de la Junta Directiva de la nación:
https://www.nacion.com/economia/negocios/abogado-y-empresario-asume-presidencia-de-la-junta/6XL24DL3MBDUXBQ75VN3W3T6TI/story/

Para las elecciones recién pasadas, quizá como nunca antes, los Jiménez del grupo Nación y Televisora de Costa Rica, como líderes indiscutibles de lo que se ha denominado como “la prensa canalla”, utilizaron todo su arsenal en contra del candidato Rodrigo Chaves y a favor del candidato Figueres, sencillamente porque con Figueres se garantizaban la continuidad de las políticas públicas en su favor, mientras que Chaves representaba un posible cambio que podría dejar de favorecerlos.

Aquí es importante decir que antes de la reciente acción de retiro del Permiso por parte del ministerio de Salud, el parque Viva ya acumulaba 17 prevenciones que el gobierno anterior protegió y mantuvo en secreto, que debieron haber terminado en la suspensión de los permisos, pero que por las razones ya expuestas, se negaron a actuar conforme a derecho y las leyes, cosa que al nuevo gobierno no le tembló el pulso para hacerlo.

2017: PARQUE VIVA RECONOCE PROBLEMAS

https://elguardian.cr/parque-viva-reconocio-problemas-de-caos-vial1/

Por supuesto que no se trata de una sacada de clavo como están tratando de hacerlo ver, ni tampoco es un ataque a la prensa ni a libre expresión, puesto que no se le ha limitado ese derecho al periódico la nación ni a ningún medio de comunicación, es una acción temporal subsanable a una actividad que nada tiene que ver con el libre ejercicio del periodismo, pero que circunstancialmente el permiso retirado a un centro de entretenimiento afecta los intereses económicos de un grupo empresarial que también es dueño del periódico la nación.

El abogado Juan Diego Castro abarca el tema con su peculiar estilo de la siguiente forma:



Nota Bibliografica: Para armar el entrejido de la familia Jiménez, nos basamos en la historia publicada en ésta nota: https://www.revistas.una.ac.cr/index.php/historia/article/view/13752

Por admin

63 comentarios en «JIMÉNEZ, LA ÉLITE HERIDA Y ENFURECIDA.»
    1. ¡Qué calidad de crónica, investigación y revelación de datos!
      La reiteración de nombres y datos le da un toque similar a 100 años de soledad, aunque en este caso el lapso es de 200 años y en lugar de soledad, son de codicia y despojo.
      La dinastía pareciera esta llegando a su final no por falta de dinero, sino porque simplemente se fue pudriendo.
      Así lo percibe el pueblo que no sólo abandonará las suscripciones en un periódico que ya se destapó no tiene la menor intención de informar sino sólo de manipular y llevar agua a sus molinos.
      Así que tanto la versión de papel como la digital y el poderío que llegaba al extremo de poner y quitar presidentes, se terminó.
      Con Alvarado, que por su edad daba la impresión de que una nueva generación estaba tomando el mando, demostró ser tan podrido y pestilente como el periódico que lo llevó a la presidencia y vino a ser Rodrigo Chaves quien viene siendo ese hombre nuevo que tumbó el BIPARTIDISMO-PLUSC-PAC y está dando paso a una verdadera nueva generación que toma el.mando (y no es sólo en términos de edad) sino de veras, apuntados a un cambio legítimo. Advierto eso sí, espero no nos defrauden, pues hemos despertado y no aceptamos nada que no sea mejor!

  1. Gracias, excelente reseña. Este es un grupo que está acostumbrado a quitar y poner presidentes así como a manejar el país a su antojo.

  2. ¿Y qué pasó? ¿Acaso la familia, la dignidad y el honor sólo duran un par de generaciones antes de que la codicia, la arrogancia y la traición ocupen su lugar?

  3. Excelente documento! ojala el costarricense se tomara el tiempo para leer este tipo de información, para tener un criterio propio para opinar.

  4. Intresante texto, buen material para un libro. La familia Jiménez Robredo se puede seguir a través de los protocolos coloniales.
    Braulio Carrillo no es josefino, era de San Rafael de Oreamuno y la elite cartaginesa lo detestaba

  5. …lo pensaba .y hoy lo leo….
    Cómo mi pueblo ,unos cuantos,los más católicos,y fanáticos,casi son los dueños de la iglesita….solo que aquí no hay negocios….solo es ayuda y de verdad les gusta…mantener la iglesita bien para el pueblo

  6. Simplemente excelente reportaje. Este tipo de conocimiento debe darse en la historia de nuestro país en las escuelas, colegios y universidades para tener criterio propio.

  7. Excelente e ilustrativo articulo, principalmente para aquellas nuevas generaciones mas comprometidas con la democracia y la verdadera justicia social, que desconocen ese entramado. Y aquí se revela, algo que algunos pretenden ignorar u ocultar: el vergonzoso sometimiento de los dos últimos gobernantes. Pero todo tiene un precio y no hay almuerzo gratis. Se pone de manifiesto una de las leyes universales infalibles: todo lo que se hace se devuelve. Y hay hechos aun mas graves no revelados aun.

  8. Documento para la historia. No había leído algo tan completo hace rato. Documento a guardar y la esperanza de que nuestra historia republicana rectifique su rumbo. Como decían nuestros abuelos…la jarana sale a la cara…y salió!

  9. Excelente artículo abarcando la historia y contexto completo de los acontecimientos, como realmente lo debe realizar un periodismo imparcial!!! Sin duda un medio comunicación que vale la pena seguir!!!

  10. QUE HA PASADO.CON AQUEL PROBLEMA DEL CEMENTAZO EN EL GOBIERNO DE LUIS G SOLIS EL MISMO QUE BORRÓ LAS ENTRADAS Y SALIDAS DE LAS MAFIAS DEL CEMENTAZO JUAN CARLOS BOLAÑOS Y SU EMPRESA SINOCEM.

  11. AL CORRUPTO EXPRESIDENTE LUIS G SOLIS PORQUE BORRÓ LAS ENTRADAS Y SALIDAS DE LA MAFIA DEL CEMENTAZO LLAMADO JUAN CARLOS BOLAÑOS CUANDO LO VISITO EN LA CASA PRESIDENCIAL CUANDO USTED ERA EL PRESIDENTE RATA DE COSTA RICA.

  12. Para quienes tengan tiempo, porque el artículo es muy extenso, y les guste conocer con nombres y apellidos, detalles muy interesantes de la historia de Costa Rica en un periodo de unos 180 años, hasta las situaciones más recientes, es tes un EXCELENTE E IMPERDIBLE artículo a leer.
    Por lo menos para mi, creo que lo leeré varias veces para tomar incluso notas.
    Muchas gracias

  13. buenos días, q increíble lo q esta pasando, en nuestro. Esto es una choricera INCREIBLE. Empresas q uno se confiaba y admiraba y no es mas q una sarta de mentiras y chorizos. DIOS quiera y este presidente siga destapando cochinadas … DIOS lo proteja porque la verdad, me da miedo q lo asesinen o le hagan algo a la familia.
    Pero esto tiene q parar y NO dejar que este montón de choriceros de los partidos políticos de siempre sigan quedando, PLN, PAC, …ahora me parece sospechoso, q en las elecciones anteriores a estas, a Fabricio Alvarado no quedara en la presidencia, si el descarado de Carlos Alvarado iba en los últimos lugares y de un pronto a otro, «CUAS»…. ,,PRESIDENTRE….esto me suena a q hubo MANO PELUDA…por mas q digan q nuestro Tribunal Supremo de Elecciones es lo mejor q hay en el pais…..La verdad estoy muy sorprendido y enojado con todo esto….Y me parece q esto apenas comienza , con este presidente q apenas comienza a destapar el tamal….q mas habrá guardado…??? ¡¡¡¡ QUE, DIOS NOS AGARRE CONFESADOS….!!!!

  14. Excelente, mucho con demasido el pueblo ya a sufrido bastante, Dios lo proteja sr presidente, cuente con la oración de un pueblo creyente…..

    1. Excelente, mucho con demasido el pueblo ya a sufrido bastante, Dios lo proteja sr presidente, cuente con la oración de un pueblo creyente…..

  15. Da asco como roban al pueblo la clase política en complicidad con empresarios corruptos… Entre más millonarios más roban. Que avaricia más abominable, voracidad en pleno. Tenemos Fe que Chaves y su gabinete tengan la fortaleza y sabiduría para enderezar lo torcido.
    Este pueblo exige se recupere lo robado aunque sea decomiso de bienes y pensiones de los corruptos.

  16. Excelente. Me complementas detalles para el curioso árbol genealógico que he trazado. Sí me extraña el porqué dejaste sin mención a “Cachicho”, quien se uniera en 2011 con AMarin Raventos. (Y Pinaud ?)

  17. Excelente articulo; muy detallado en su explicacion; y nos enseña en gran medida lo que está sucediendo realmente. Muchas gracias por «abrirnos lo oídos y los ojos».

  18. Buenos días y mis respetos y felicitaciones para toda esta gran información. Lo
    único que me pregunto es por qué hasta ahora los que manejan todos estos datos lo publican hasta ahora y de forma tan clara. Será porque hacía falta un Líder que diera la confianza y respaldo necesario para y que las personas de bien salieran del enclaustrado y ahora si, se nos escuche. Gracias

  19. Flora María Jiménez Borbón está casada con Armando González Fonseca. Ambos son excelentes personas.

    Su artículo es interesante. Aún así hay leyes que denotan un sarcástico tono que puede ser percibido como envidia y no objetividad.

    Cómo menospreciar la sagacidad empresarial de una familia que defiende, como Lo haría cualquier otro, sus intereses?

  20. Puede ser de gran interés la increíble contribución de Ileana Jiménez de Terán, recientemente viuda en una dedicación por años junto a su marido a obras en Curridabat.
    El Club Rotario, La Fundación Curridabat, las obras en Tirarles, etc. Una expresión dolidaria ejemplar al servicio de la necesidad ajena. Incluso su contribución a Curridabat Siglo XXI merecen atención.

  21. Es increíble el hilo conductor de todo este tema, que es fundamental de nuestra historia patria y la mentira de la Costa Rica » igualitica y solidaria » de antaño.

  22. Este tipo de artículos hay que leerlos y releerlos, son demasiado ilustrativos, este en particular nos ilustra lo que realmente está pasando en la política de nuestro país y nos hace comprender que el presidente va por buen camino. Felicitaciones por el artículo

  23. Ensayo coherente y bien argumentado. Excelente documento histórico. Difiero en la descripción de Ricardo Jiménez Oreamuno en la calidad de “manso y en su comparación con A Pacheco de la Espriella. Jimenez Oreamuno era además de astuto un brillante abogado y político de primer orden.

  24. Excelente relato de parte de nuestra historia Costarricense. Sobre todo en los últimos 150 años. Indistintamente sobre los alcances Políticos, Económicos, y Sociales que esta Familia JIMÉNEZ ha tenido, simple y sencillamente es PARTE DE NUESTRA HISTORIA, nos guste o no. He aprendido mucho, es un artículo valioso para formar a nuestros Hijos, Nietos, Bisnietos, etc. Considero que esta HISTORIA se ha dado, y se ha repetido en muchos PAÍSES DEL MUNDO. ES PARTE DE… Lo considero normal. El Poder Económico te lleva al Poder Político. Cuando logras AMBOS, se da todo lo acontecido en el RELATO DEL ARTÍCULO. Pero, la TIEMPOS CAMBIAN, las personas cambian, la IDIOSINCRACIA CAMBIA, y esas Familias poderosas algún día cambian, pierden el Poder Político, más NO probablemente el Poder económico. PERO, vendrán NUEVAS FAMILIAS, y de NUEVO, la HISTORIA SE REPITE. Bueno, al menos eso creo yo. NO DEBERÍA DE SER. Ojalá ESTE EQUIVOCADO, y que la DEMOCRACIA sigue su rumbo sin la intervención DIRECTA de Familias Poderosas, o la intervención de un MAL Y PERJUICIOSO LÍDER.

  25. Esta es la Historia del Currículum Oculto de Costa Rica. Ni la UCR lo tiene. Mis respetos al historiador por mostrar un tema tabú de la educación costarricense.

  26. Me gustaría ver cómo los Jiménez y la casta política pudieran tratar de desmentir todas las verdades que se comentan en este artículo. Nunca lo van ha hacer. Demasiado educativo, pero con la molestia de sentirse engañado por el PAC.

  27. No deja de ser una excelente historia, no una novela, se aprecia definitivamente lo que significa el poder económico y político de nuestro país. Desdichadamente se ven los planes de ciertos personajes a conveniencias personales y empresariales en perjuicio de la ciudadanía.
    No hay duda que el poder económico mueve al político.
    Esperamos se termine en este nuevo gobierno, con nuevo partido y nuevo presidente no político.

  28. Excelente artículo, el autor no deja cabos sueltos, relaciona hechos históricos con el acontecer político de nuestro país

  29. Vamos por el lado positivo, y no será que la democracia y el país que tenemos fue en parte por la dinámica de cuidar su jardín mejor que el resto de feudales del área? Creo que no permitieron que Figueres nos metiera en la vorágine Che Guevarista que tenía a América llena de asesinos.

  30. El «Poder radica, en quién tenga a mano, » Informar», más aún, cuando se pueda manipular, desinformar, y hacer creer y vender la «imagen» de quién, quiénes están exentos de corrupción. Cuándo escuchamos, investigamos y comparamos la información como la que escuchamos en éste audio.
    Ahora bien investigar, leer, comprender y discernir es lo que hacen al » sabio del medocre».

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