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Por Johnny Schmidt C. -colaborador-

La Declaración Universal de los Derechos Humanos, adoptada por la Asamblea General de la ONU el 10 de diciembre de 1948, fue el resultado de la experiencia de la Segunda Guerra Mundial.  La comunidad internacional se comprometió a no permitir nunca más atrocidades como las sucedidas en ese conflicto. Los líderes del mundo decidieron complementar la Carta de las Naciones Unidas con una hoja de ruta para garantizar los derechos de todas las personas en cualquier lugar y en todo momento.

El primer proyecto de la Declaración se propuso en septiembre de 1948 y más de 50 Estados miembros participaron en la redacción final. En su resolución 217 A (III) del 10 de diciembre de 1948, la Asamblea General, reunida en París, aprobó la Declaración Universal de Derechos Humanos. Ocho naciones se abstuvieron de votar, pero ninguna votó en contra.

El artículo primero de dicha declaración dice:

Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.

Es muy importante éste primer artículo que apareja el nacimiento de un ser humano con la libertad, dignidad e igualdad, pues no basta pensar en ser pro vida, si no se acompaña esa postura en ser pro libertad.

El artículo segundo reafirma lo que dice el primero:

Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición.

Como se ve, dice claramente “derechos y libertades” que son evidentemente conceptos inherentes a las personas, entendiéndose como persona, a aquella persona con vida.

Entendiéndose que la vida está directamente relacionada con la libertad como un concepto indivisible, vamos a introducir el concepto de “coherencia”.

Según la Real Academia Española RAE, Coherencia es la “conexión, relación o unión de unas cosas con otras”. También dice que es la “Actitud lógica y consecuente con los principios que se profesan”.

Vamos a suponer por un momento que se detuvieron los asesinatos en el mundo, incluidos los abortos, ya no hay violación a la vida humana…, pero los niños al nacer son separados de su madre y puestos en cárceles infantiles, los padres separados y puestos en campos de concentración, hombres en unos y mujeres en otros…, ¿podríamos afirmar que el movimiento pro vida está ganando la batalla?

Por supuesto que no, porque la vida sin libertad no representa vida alguna, sino simplemente sobrevivencia.

Nuestra Constitución Política, basada por supuesto en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en el artículo primero define el país en que vivimos:

“Costa Rica es una República democrática, libre, independiente, multiétnica y pluricultural”.

Costa Rica no es un mapa dibujado en el papel, Costa Rica somos todas las personas que vivimos y convivimos dentro de nuestras fronteras, y somos democráticos, libres, independientes, multiétnicos y pluriculturales, siendo definitivamente el concepto de libres el más importante, porque es indivisible al concepto de vida.

Ser parte de los distintos movimientos pro vida o usar un pañuelo celeste como símbolo de ser pro vida, no tiene sentido alguno si aparejado no se lucha también por la libertad.

Otra vez, según la RAE, Libertad es la facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos. Estado o condición de quien no es esclavo. Estado de quien no está preso.

Y también dice que Libertad es: “En los sistemas democráticos, derecho de valor superior que asegura la libre determinación de las personas”.

Si nuestra constitución asegura que vivimos en una democracia entonces, además del derecho a la vida, tenemos el derecho de valor superior que nos asegura la libre determinación de cada uno de nosotros como personas.

Es el tiempo y el momento de ser coherentes, si apoyamos la vida y luchamos por ella, tenemos que luchar también por la libertad, caso contrario la posición pro vida sería totalmente incoherente, falsa, y posiblemente una posición por conveniencia.

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